¡No sin mi exfoliante!
La exfoliación tanto del rostro como del cuerpo es un paso fundamental en toda rutina cosmética, sin embargo, muchas personas no la realizan nunca o con la frecuencia que sería deseable. Cuando exfoliamos la piel activamos la regeneración celular, mejorando el aspecto de la piel. También incrementamos su luminosidad, mejoramos la absorción de los activos cosméticos que estemos utilizando y eliminamos toxinas.
Regenerar la piel significa acelerar el proceso donde las células pasan de la capa basal de la piel al estrato córneo (capa más externa). Normalmente este proceso dura 31 días. Mediante la exfoliación aceleramos este proceso, consiguiendo una piel renovada , oxigenada, estimulamos la formación de colágeno y la captación de agua externa , con lo que la piel está más hidratada. Además, exfoliar la piel en esta época previa a tomar el sol nos ayudará a que el bronceado sea más uniforme y duradero.
Existen tres tipos de exfoliación, pudiendo usarse una, dos o las tres combinadas. Son la exfoliación física o mecánica, la exfoliación química y la exfoliación enzimática.
La exfoliación física o mecánica se basa en el uso de productos que llevan partículas inertes incluidas que eliminan la capa de células muertas por arrastre. En función de la dureza y el tamaño de la partícula serán más o menos fuertes. Esta exfoliación es adecuada realizarla una vez a la semana para pieles grasas o mixtas y cada dos semanas en pieles secas. No la recomiendo en pieles sensibles, enrojecidas o con acné o rosácea.
La exfoliación química está basada en el uso de cosméticos con activos exfoliantes. Dependiendo del tipo de activo y su concentración serán más o menos fuertes. Por un lado tenemos los AHAs como el ácido glicólico, el ácido cítrico o el ácido láctico. También tenemos los betahidroxiácidos como el ácido salicílico o los retinoides, que actúan a nivel más profundo. En función de la concentración o la acidez del pH actuarán con mayor o menor intensidad. Actúan disgregando las uniones intercelulares de los queratinocitos en el estrato córneo.
La exfoliación enzimática es la más suave e ideal para pieles sensibles, con rosácea o con acné severo. Son enzimas procedentes de fermentados de papaya, piña o higo. Su presentación es en polvo muy fino y se utilizan sobre la piel humedecida, dejando actuar el producto durante unos minutos sin necesidad de frotar ni masajear. Se pueden usar incluso a diario. Como su nombre indica, actúa sobre los enzimas que rompen los enlaces proteicos entre las células, provocando la disgregación celular y su consiguiente exfoliación.
¿Cuál debo usar? Si tienes la piel sensible te recomiendo la exfoliación enzimática. Si tu piel es mixta te recomiendo una vez a la semana la exfoliación mecánica, una exfoliación enzimática de mantenimiento el resto de la semana y algún cosmético de uso nocturno que contenga AHAs o retinol. Si tu piel es seca con una exfoliación mecánica cada dos semanas y algún cosmético con activos exfoliantes será suficiente. Si tu piel es grasa la combinación de los tres exfoliantes te puede ir genial.